El yo, el alma
En
completo contraste con la escuela occidental se halla la oriental, de la cual
los introspeccioncitas y mentalistas de Occidente sólo son un brumoso reflejo,
aunque hayan surgido independientemente. La psicología oriental se ocupa de
aquello que afirma hallarse detrás de la forma. Es espiritual y trascendente.
Presupone un alma y un espíritu, basando sobre esta premisa todas sus
deducciones y conclusiones. Admite plenamente la forma y la estructura, pero
llama la atención, enfáticamente, sobre quien utiliza la forma y sobre la
energía con que la hace progresar. Es la psicología de la vida y de la energía.
Desde
tiempo inmemorial, tal ha sido el pensamiento de Oriente, que está claramente
representado en esa venerable Escritura de la India, llamada Bhagavad Gita:
"La
gran Alma que reside en este cuerpo, es llamada el Testigo o el Espectador, el
que sanciona, el Sostén, el Experimentador, el Omnipotente Señor y también el
Ser Supremo.
"Brilla
en las funciones de todos los sentidos y, sin embargo, carece de todo sentido
de poder; desapegada, se sustenta por sí mismo; posee un solo poder, no
obstante experimenta todos los poderes.
"Existe
dentro y fuera de todos los seres, es animada e inanimada, imperceptible por su
sutileza; está lejos y también cerca". (XIII: 22, 14, 15).
"Se
dice que estos cuerpos temporarios pertenecen al eterno señor del cuerpo
imperecedero e inconmensurable" (II: 17).
"Se
dice que los sentidos son superiores a los objetos; que los sentidos son
superiores a las emociones; la comprensión es superior a la emoción; pero Él es
superior a la comprensión" (III: 42).
Así
la psicología oriental se ocupa de la
causa, del creador, del yo; de si ese yo es humano divino, funcionando en su propio
pequeño mundo de actividades mentales, emocionales y físicas; o es el Super Yo,
en quien los yoes menores viven, se mueven y tienen su ser. Afirma que tiene
sus grandes Exponentes y ha producido quienes pretenden conocer el yo y, mediante
ese conocimiento, están en contacto con el yo subjetivo, la Super Alma. Afirman
que tales pretensiones pueden ser substanciadas y comprobadas por quienes
estudian sus métodos y se someten a un especial entrenamiento. En la esfera del
yo ener-getizador del espíritu que está detrás y más allá, su posición es tan
clara como la del psicólogo occidental en el reino de la forma energetizada.
Los
defectos de los dos sistemas son claros y producen deplorables resultados en
cada caso. Occidente da importancia al mecanismo; su tendencia es negar el alma
y el poder motivador inteligente. Para el occidental, el hombre no es más que
polvo, y nunca el aliento del espíritu que Dios sopló por su nariz. El oriental
reconoce lo físico pero lo desprecia y, al hacerlo, es responsable de las
miserables condiciones físicas prevalecientes. Aunque estos defectos son serios
¿no es verdad que también en este terreno la unión hace la fuerza?
Si
existe el yo –esto hay que demostrarlo– y el alma divina es consciente, ¿no
puede acaso ser consciente del plano físico, como de su afiliación divina? Si
la energía dominante produce toda manifestación (y esto también hay que
probarlo), ¿no puede tal energía adaptarse a la estructura que la emplea, en
forma tan sabia y significativa que puedan obtenerse mejores resultados? ¿No
pueden unirse inteligentemente el conocimiento científico de Occidente sobre la
forma, y la sabiduría acumulada y heredada de Oriente sobre la naturaleza del
alma, de modo que se produzca mediante el mecanismo una perfecta expresión del
alma? ¿No puede la materia ascender hasta la mente y el alma y el espíritu
–llámeselos como se quiera–, y no puede el Espíritu, al ayudar a elevar ese
anhelo, perfeccionar el vehículo por cuyo medio se expresa y brillar en forma
más radiante?
Con
esta esperanza escribo –con la esperanza de combinar las psicologías materialista e introspectiva, y establecer la armonía entre Oriente y
Occidente, demostrando que en su unión está la fuerza y la realidad.
FUENTE:
el alma y su mecanismo Alicia Bail